Valses de Viena
(Waltzes from Vienna, 1934) fue realizada en un momento, tal como se
sostuvo en los posts anteriores, en que la carrera de Hitchcock se
encontraba en baja. Él mismo considera esa película como una de las peores que
dirigió. Hoy prácticamente olvidada, ni siquiera consta en algunas listas de su
cinematografía.
Trátase de un musical, pero en que la música
funciona como un telón de fondo permanente para la narrativa.
La historia se refiere al compositor
Johann Strauss, su novia Rasi y su más conocida composición, el Danubio Azul.
Strauss está en su juventud, con su
padre actuando como regente de la orquesta de Viena, y con el sueño de
transformarse en un gran nombre de la música.
A
Rasi, su novia, esto no le importa. Lo que ella quiere es vivir al lado de su
amor y, para ello, espera que se haga cargo de los negocios de la familia, una
respetable confitería y panadería de Viena.
Y justamente en la panadería
vamos a encontrarnos con el humor hitchcockiano: allí Strauss compone su famosa
melodía observando el ritmo de los empleados batiendo la masa y armando los
panes.
Hitchcock siempre
tuvo la preocupación de adecuar las locaciones con el lugar en donde transcurre
la historia. Viena es reconocida por su pastelería y por ser la cuna de uno de
los panecillos más famosos del mundo, el “croissant”. La leyenda de esa confitura cuenta
que alrededor de 1683 el Imperio Otomano, en su intento de aumentar las
posesiones en Europa, intentó invadir Viena en la noche mientras todos dormían,
pero los panaderos impidieron dado que a esa hora ya se encontraban produciendo
los panes que debían vender muy temprano. Para celebrar ese acontecimiento, los
panaderos crearon una confitura en forma de media luna, el “croissant”, símbolo
presente en la bandera turca. Esto fue llevado cerca de 1770 a Francia por
María Antonieta, austríaca de nacimiento.
Por fin,
Strauss consigue todo lo que había soñado.
Valses de Viena puede no ser una gran película del
maestro, pero todo eso va a cambiar, ya que marca el final de la fase menor de
Hitchcock.
Croissant (nuestra popular medialuna)
Ingredientes
4g de levadura seca
45ml de água tibia
1 colher (chá) de açúcar
2 tazas de harina de trigo
2 cucharas (te) de azucar
1
cuchara (te) de sal
½
taza de leche
115g
de manteca sin sal, fría
1
huevo para pintar
Preparación
Mezcle
el agua tibia, el azúcar y la levadura en una vasija pequeña y deje descansar
unos 5 minutos hasta que quede espumosa. Reserve.
Entibie
la leche y disuelva en ella la sal y el resto del azúcar.
En
un bol coloque 1 taza de harina y agregue la mezcla de la levadura y la leche
reservados. Mezcle hasta integrar bien. Agregue más harina de
a poco hasta que quede bien espesa.
Espolvoree
harina en la mesa y despeje la masa. Trabaje la masa, estirando hasta que no se
pegue más en las manos. El resultado debe ser una masa firme y elástica. *
Coloque
la masa en un bol untado con un poco de aceite y gírela en su alrededor para
que se unte bien. Cubra con un plástico y deje en temperatura ambiente hasta
triplicar su volumen.
Espolvoree la mesa con harina y coloque la masa
descansada. Ábrala con un rodillo, formando un rectángulo de unos 20 x 30
cm.
Vuelque
la manteca fría ocupando unos 2/3 de la masa abierta. Doble la masa cubriendo
la manteca y lleve a la heladera por 20 minutos.
Abra
la masa con el rodillo y dóblela en cuatro nuevamente. Lleve a la heladera por
20 minutos. Repita la operación otras dos veces.
Abra
la masa en un espesor de 0,5 cm y corte en triángulos. Enrolle como una media
luna, coloque en una fuente untada. Cubra con film plástico y deje descansar en
temperatura ambiente hasta duplicar su volumen. Pinte con el huevo batido.
Hornee
en un horno precalentado (220º C) por unos 20 minutos o hasta dorar.
* Puede usarse
batidora apropiada para panes.
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