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miércoles, 8 de mayo de 2013

El hombre que sabía demasiado y albóndigas



        Con “El hombre que sabía demasiado” (The man who knew too much, 1934) la carrera de Alfred Hitchcock comenzó a avanzar y quedó muy próxima a la que sería su etapa americana. Esta es la primera película que realizó para la Gaumont British Pictures, estudio éste que le dio mayor libertad para trabajar.

        El film está repleto de temas hitchcockianos: chantaje, caos en lugares públicos, locación icónica, ineficacia de las autoridades, hombre y mujer corriendo, espionaje, asesinato y la tradicional discusión acerca del crimen alrededor de la mesa a la hora de la cena. 




      Cuenta la historia de Bob y Jill Lawrence, un matrimonio británico que junto a su hija adolescente, Betty, se encuentran de vacaciones en Saint Moritz, Suiza. En el hotel hacen amistad con el extranjero Louis Bernard.          






Por la noche, bailando con Jill, Bernard es asesinado. Antes de morir alcanza a dar un mensaje a su compañera de baile para que sea entregado al cónsul británico.                       

 



Los asesinos, para garantizar el silencio de los Lawrence en cuanto a la información que ahora poseen, secuestran a su hija.
Impedidos de hablar con la policía, y temiendo lo peor para Betty, ellos deciden seguir las pistas en solitario y salvar a su hija. Logran descubrir al secuestrador y se enteran de que el grupo pretende asesinar a un jefe de estado de un país no identificado durante un concierto en el Royal Albert Hall de Londres.     






Antes del atentado, los bandidos están discutiendo los detalles del plan mientras cenan tranquilamente. Y la comida aquí tiene la función de llevar a los asesinos al campo doméstico, hacia aquello que nos es común, conocido y humanizador. Y por esa misma razón, más asustador.






   Jill asiste al espectáculo y distrae al francotirador con un grito.




       El hombre que sabía demasiado, además de ser un auténtico suspenso, presenta por primera vez al MacGuffin. Un MacGuffin es un objeto que no tiene la menor importancia para el público, pero que resulta imprescindible para el personaje de la trama. Lo que el MacGuffin es raramente importa, lo que si importa es lo que los personajes están dispuestos a hacer para obtenerlo. En todos los casos, ese ítem de información podría ser fácilmente substituido por otra cosa sin consecuencias adversas para la trama.
Hitchcock fue el “padre” del MacGuffin, y su nombre deviene de una historia que él mismo contaba, en la que dos hombres dialogan: “Qué es ese paquete que usted colocó en el porta-equipaje?” El otro: “Ah, eso! Es un MacGuffin”. El primero: “Y qué es un MacGuffin?” El otro: “Bueno, es un aparato para atrapar leones en las montañas Adirondak”. El primero: “Pero no hay leones en Adirondak”. El otro concluye: “En ese caso, no se trata de un MacGuffin”.

      El hombre que sabía demasiado fue el mayor éxito inglés de Alfred Hitchcock, de tal manera que cuando pasó a Hollywood debió hacer una remake en 1956 con el mismo título. Según el director, la primera versión “fue hecha por un amateur de talento, mientras que la segunda fue hecha por un profesional”. Pero de esta última hablaremos más adelante.


“Faggots”  (nuestras albóndigas) *

 





Ingredientes

50g de manteca
2 cebollas grandes picadas
1 1/2 cuchara de sopa de hojas de tomillo picadas
8 hojas de salvia picadas
450g de carne picada de cerdo
150g de tocino picado
sal y pimienta a gusto
100g de pan rallado
100ml de leche
fetas finas de tocino para enrollar
1 cuchara de sopa de harina de trigo
350ml de caldo de carne
150ml cerveza negra


Preparación
Derrita en una olla 30g de manteca y saltee junto con mitad de una cebolla, el tomillo y la salvia. Agregue a la mezcla de la carne y el tocino picados. Adicione la leche, el pan rallado y salpimiente. Haga bollitos de albóndigas y enrolle cada una de ellas en una feta de tocino, prendiendo con un escarbadientes.
Coloque el resto de la manteca en una sartén y cocine las albóndigas, dorándolas de todos lados. Reserve en un recipiente.

Con la grasa que quedó en la sartén fría el resto de la cebolla, agregue la harina de trigo y mezcle bien. Retire del fuego y agregue de a poco mitad del caldo de carne, siempre revolviendo para que no se hagan grumos. Adicione el resto del caldo y la cerveza.

Coloque nuevamente las albóndigas en la sartén, tape y cocine por aproximadamente 1 hora, retirando la tapa en los 15 minutos finales.

Sirva con puré de papas y arvejas frescas.


* Es una receta tradicional de la gastronomía inglesa, que se está perdiendo y hoy solo se encuentra en unos pocos pubs que tratan de rescatan los sabores de una época.
Si bien este plato no está presente en la película, representa un clásico del cine inglés que también terminó siendo olvidado debido a su versión norteamericana más moderna.
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