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jueves, 27 de junio de 2013

La dama desaparece, y la carne a punto



        “La dama desaparece” (The lady vanishes, 1938) señala la primera vez que Alfred Hitchcock utiliza prácticamente un único escenario. En ese caso, un tren. Volverá a acudir a este recurso en otras tres oportunidades que veremos más adelante.
            
           Este ambiente claustrofóbico e inconfortable contribuye al suspenso de la trama que avanza en forma progresiva.




         Narra la historia de una linda turista inglesa, Iris Henderson, quien está regresando a Inglaterra para casarse con un hombre que no ama. Su viaje es interrumpido por una avalancha que bloqueó las vías, y la joven, junto a otros turistas, son obligados a pasar la noche en una pequeña posada de algún rincón europeo. En ese grupo se encuentran dos turistas ingleses locos por el criquet, la señorita Froy, anciana ex gobernanta, y Gilbert, un joven músico que estudia las canciones populares de la región.          





        La pequeña posada no estaba preparada para recibir ese número importante de huéspedes




Al momento de la cena, y mientras hacen el pedido, los turistas ingleses se dedican a discutir el punto exacto de la carne sin darse cuenta que la camarera no solo no entiende inglés, sino que intenta decirles que la comida se ha terminado. Esto los deja desolados.





        Por la mañana, cuando el tren se prepara para partir, Iris recibe un golpe de una regadera en su cabeza. Atontada, recibe la ayuda de la señorita Froy para subirse al tren, donde se desmaya.






          Al volver en sí, agradecida, Iris la invita a tomar el té en el vagón restorán.




           Al regresar a sus asientos, Iris vuelve a dormirse y al despertarse nota la ausencia de Froy.




          Al preguntar por ella a los demás pasajeros, todos afirman que no saben nada, que no habían visto ninguna anciana en el tren.

            Iris la busca por todo el tren, encontrándose con Gilbert que trata de ayudarla.




        En la búsqueda, conocen al Dr. Hartz, un cirujano que acompaña a una paciente en viaje. Él sugiere que la joven debe estar sufriendo de alucinaciones debido al golpe en la cabeza. Pronto sabremos que no se trata de esto puesto que aparece otra mujer con las ropas de la señorita Froy. Iris desconfía entonces de la paciente del Dr. Hartz y termina cayendo en las manos de los conspiradores.




La historia hasta que parece común, y eso se debe a que ya fue filmada varias veces, y según el mismo Hitchcock, está basada en una leyenda parisina de 1880: una señora y su hija llegan a Paris, se hospedan en un hotel y la madre se enferma en la habitación. Llega el médico, examina a la mujer, luego conversa con el dueño del hotel y manda a la hija a buscar medicinas al otro lado de la ciudad. Cuando regresa cuatro horas después y pregunta por su madre el dueño del hotel le indaga “cual madre?”, “quien es usted?”. La lleva al cuarto y allí observa que los muebles no están en el mismo lugar y hasta el empapelado es distinto. La justificación para esa historia es que había una gran exposición en Paris, ellas llegaban desde la India y el médico se dio cuenta de que la madre sufría de peste, entonces pensó que si la noticia trascendiera cundiría el pánico y los turistas se marcharían.
Con La dama desaparece, Hitchcock logró su primer premio internacional como mejor director por los críticos de Nueva York. Ese mismo año recibió la invitación para filmar en Hollywood, llegando así a los Estados Unidos.

       
Lomo con salsa de yogurt, albahaca y mostaza 
Steak with yogurt, basil and mustard sauce.






Ingredientes                                                                                                                           

2 medallones de lomo (u otra carne de su preferencia)
Aceite de oliva
Sal y pimienta negra
200g de tomates cherry
4 dientes de ajo picados
6 cucharas (sopa) de yogurt natural integral
2 cucharas (sopa) de mostaza dijon
1 cuchara (té) de mostaza en granos
1 cuchara (sopa) de albahaca picada

Preparación

Mezcle el yogurt con las mostazas y la albahaca. Reserve aparte.
En una sartén, caliente un poco de aceite, ponga a freír el ajo y rehogue rápidamente los tomates. Reserve.
En una plancha ponga a grillar los medallones de lomo salpimentados. Cuando alcance el punto deseado sirva con la salsa y los tomates.