Sabotaje (“Sabotage”, 1936) se basó en un
texto de Joseph Conrad llamado “El agente secreto”, precisamente el titulo
anterior de Alfred Hitchcock.
Cuenta la historia de Verloc, propietario de un cine en una región
comercial de Londres, su esposa Winnie y el hermano adolescente de ésta, Steve.
Verloc es el responsable del sabotaje (que da título al film) que ocasiona un apagón en la ciudad. Como la acción no tuvo la repercusión esperada, le encargan una nueva misión. Sin embargo no tiene en cuenta la presencia de Ted, detective de Scotland Yard, quien usa el disfraz de un vendedor de frutas en un puesto vecino al cine.
Ted, para reunir información, se acerca a Winnie y Steve. Ella, por su lado, queda encantada con la jovialidad, inteligencia y gentileza con que Ted trata tanto a ella como a su hermano.
No es casual que Hitchcock sitúe el cine en una calle comercial, entre dos puestos de géneros alimenticios: una que vende carnes y embutidos y la otra en que nuestro detective, frutas y verduras.
Se puede visualizar claramente algunos
alimentos en los puestos: en la de carnes vemos cerdos colgados, mientras que
en la de frutas aparecen manzanas. Como si la señora Verloc (Winnie) tuviera,
de un lado, el cerdo, animal representativo de la suciedad, obscenidad, el
diablo y la maldad. Del, otro, la manzana, el fruto judeocristiano que
representa la sabiduría, prohibido por Dios de ser comido pero que por
desobediencia y ambición venció la tentación del hombre mediante inducción del
demonio corporizado en la serpiente. En la mitología grieta, las manzanas de
oro simbolizaban la discordia. Esa parece significar la elección que Winnie
deberá realizar a lo largo de la narración: Ted, el joven inteligente e
interesado o Verloc, el esposo mayor que da señales de ocultar algo.
En
su nueva misión, Verloc, que ya desconfía de Ted, envía a Steve para que lleve
unos rollos de película en un paquete con una bomba a la estación de subte
Piccadilly Circus. No llega a tiempo, por lo que la bomba explota en el camino,
matando a Steve.
Verloc
le confiesa a Winnie la autoría del atentado. Ella, mientras, sirve desolada la
cena: carne, papas y repollo. Verloc actúa como si nada hubiera ocurrido,
destapa las fuentes, critica la comida (dice que el repollo pasó en su
cocción). Winnie observa a su esposo: no entiende cómo puede quejarse del punto
del repollo luego de lo que hizo. Hitchcock cierra el plano en sus ojos mirando
hacia abajo, sigue su mirada hasta el cuchillo con el que está cortando la
carne. Ella analiza el objeto. Nuevo plano en sus ojos hasta el momento en que
su vista, de repente, toma conciencia de lo que el cuchillo significa y lo
larga sobre la mesa. En ese instante, Hitchcock muestra a Verloc en una escena
absolutamente ingenua, diciendo: “No
quiero más repollo. Porque no pedimos al vecino…”. Ambos miran hacia el
lugar de la mesa que le tocaba a Steve. El lugar está vacío, retratando la
ausencia del ser querido. Winnie sigue sirviendo y, nuevamente, el cuchillo
llama su atención. Ella mira hacia Verloc. Él mira el
cuchillo e intuye lo que ella está pensando. Ella toma y larga el cuchillo otra
vez. Verloc la mira. Plano en Winnie afligida. Cámara en Verloc asustado. Él
se para y lentamente se le acerca. La cámara se va cerrando en la señora
Verloc, cómo si él se aproximara. Hitchcock crea un suspenso entre los dos
personajes y, en medio de ambos, el cuchillo. Verloc está muy cerca de Winnie,
los dos miran el cuchillo apoyado en el plato. Cuando Verlos hace un gesto para
tomarlo, Winnie es más veloz y antes de la reacción de Verloc le clava el
cuchillo en el pecho.
Tenemos
en Sabotaje un ejemplo práctico de lo que es el suspenso, diferenciándolo de la
sorpresa. En la escena de jovencito cargando la bomba, el mismo no tiene la más
remota idea del riesgo que corre. El espectador, en cambio, ya sabe lo que
contiene el paquete. A lo largo del trayecto, Hitchcock muestra al niño
distrayéndose varias veces, perdiendo el tiempo. Y el tiempo es una cuestión
más que importante ya que el explosivo tiene un dispositivo preparado para un
horario determinado. El montaje está realizado de forma paralelo: el jovencito,
el paquete para que nadie olvide su contenido, y el reloj. A medida en que la
hora avanza en el reloj, la escena del niño se humaniza. Entra en un ómnibus
lleno de mujeres, se sienta al lado de una que carga con un perrito con el que
juega. Todo hace con que la expectativa crezca hasta el momento de la
explosión. Con eso, Hitchcock crea, con relación al público, una gran tensión.
El suspenso se trata de eso: “la
combinación entre la anticipación con la incerteza y oscuridad del futuro”.
Sin embargo, Hitchcock no quedó muy
satisfecho con la película. Para él, hacer morir a un niño en un film significó
un error grave para la época. Según Truffaut, era un abuso del poder del cine.
Carne con papas y repollo - Corned beef and cabbage
Ingredientes
2 kg de carne vacuna
1 cuchara (sopa) de sal
8 tazas (te) de agua
1 taza de sal
¼ taza de azúcar
¼ taza de vinagre
4 hojas de laurel
8 granos de pimienta negra
2 cucharas (te) de especias
2 dientes de ajo cortados por la mitad
Papas
Repollo
Preparación
Limpie la carne, seque y sale.
En una olla grande agregue el agua, la sal, el azúcar, el vinagre y las
especias.
Lleve al fuego hasta disolver.
Coloque la carne en un recipiente grande, agregue el líquido junto a 2
hojas de laurel, la pimienta y dos dientes de ajo. Tape y lleve a la heladera
por 4 o 5 días.
Saque la carne del agua y lave abundantemente.
Coloque en una olla grande, cubra con agua, agregue dos hojas de laurel
y dos dientes de ajo y cocine por 4 horas o hasta que esté blanda.
Retire. En el agua sobrante cocine las papas.
Rehogue aparte el repollo.
Corte la carne en fetas y sirva con las papas cocidas y repollo
rehogado.
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