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lunes, 30 de septiembre de 2013

Festín diabólico, y para enfriar el clima, helado



        Festín diabólico (Rope, 1948) fue considerada un desafío en la carrera de Hitchcock por varios motivos: por ser la primera realización de su productora, Transatlantic Films, por ser la primera en colores, y por contar una historia con un único plano secuencia, o sea, sin que la cámara parase de grabar durante todo el film.

El objetivo del plano secuencia no era solamente una cuestión técnica, pero si de tiempo real. El director quería dar una sensación de realidad: la duración total es de 1 hora y 45 minutos, exactamente el tiempo en que transcurre la trama.






        La película comienza con un ahorcamiento en primer plano. Cuenta la historia de dos jóvenes, Brandon Shaw (John Dall) y Phillip Morgan (Farley Granger) que asesinan a un compañero, David Kentley (Dick Hogan), en su departamento, como un ejercicio intelectual, dado que quiere probar su superioridad a través del crimen perfecto.




        Según Brandon y Philip, la idea del asesinato y la superioridad intelectual se inspiró en una charla sobre filosofía con un antiguo profesor, Rupert Cadell.




Los muchachos ocultan el cuerpo dentro de un baúl, en el living, que está preparado para recibir algunos invitados para la cena de esa noche.




Antes de que los invitados lleguen, Brandon resuelve, para ser más sarcástico, servir la cena sobre el baúl. El hecho de que el banquete sea servido de ese modo hace que simbólicamente sea ese cuerpo el objeto de consumo. Esto podría comprobar la polémica de la época acerca de que los dos amigos asesinos, Philip y Brandon, eran homosexuales.




Según el propio Hitchcock, a él le gustaba la idea de la fiesta, de festejar un homicidio con la comida sobre el cajón: “Una idea fantástica!” Y podría ser, ya que el director era católico, una referencia al altar que simboliza, en el cristianismo, el sacrificio, la muerte y resurrección. Un altar que recuerda la última cena.






Entre los invitados a la cena se encuentran los parientes de la víctima: la novia, el padre y una tía. Y con ellos el recordado profesor, Ruppert. Todos aguardan su llegada y cuestionan el retraso.




La cena es servida. El nombre de David es mencionado en todo momento, lo que aumenta el suspenso. Philip se pone cada vez más nervioso y Brandon parece divertirse con la situación.






        Llega el momento del postre: helado. La impresión que queda es que se trata de algo providencial para enfriar los ánimos, principalmente de Philip.




Termina la cena, y como David no llega, todos se retiran. Después de un rato Ruppert regresa ya que se había llevado el sombrero equivocado, en el que figuraban las iniciales DK. Desconfiado, pasa a interrogar a los muchachos hasta descubrir el cuerpo.




La idea de contar esta historia en un único plano secuencia, sin cortes, fue pionera y experimental. El escenario fue armado de modo de que ellos se movían para que la cámara pudiera pasar. Llevó mucho más tiempo de ensayo que de filmación. Por razones tecnológicas, en la época, era imposible filmar todo de una sola vez, ya que un rollo de negativo representaba 10 minutos de película. En total fueron utilizados 9 rollos, totalizando 8 cortes imperceptibles: siempre cambiaba los rollos cuando pasaba alguien frente a la cámara o cuando enfocaba las espaldas de algún personaje, que hacía la pantalla oscurecer.

Otro punto importante de la narrativa es el anochecer registrado a través del gran ventanal del departamento: comienza con un amarillo atardecer hasta el oscuro total de la noche.

La única crítica que se le hizo con cierta justicia, se refiere al nudo argumental, ya que desde un comienzo el público conoce el contenido del baúl.

         Festín diabólico une, de manera brillante, formato, contenido, suspenso e innovación tecnológica.




Helado con ganaché de chocolate





Ingredientes                                                                                                                           

Helado de su preferencia en cantidad suficiente
250ml de crema de leche fresca
250g de chocolate en barra semi-amargo
cerezas frescas



Preparación

Retire el helado del freezer para que se ablande un poco. Forre con film plástico moldes individuales pincelados con agua en los laterales. Coloque el helado, cubra con el film plástico y lleve nuevamente al freezer para endurecer.
Para el guanaché, ponga a hervir la crema de leche, y cuando rompa el hervor apague el fuego. Coloque el chocolate picado, tape la olla y deje reposar por unos 5 minutos.
Abra la olla y mezcle el caldo hasta que quede homogéneo y brillante.
Retire el helado del freezer, desmolde y sirva con el ganaché adornado con cerezas.