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lunes, 23 de diciembre de 2013

El hombre equivocado, la comida y la fe



          El hombre equivocado (The wrong man, 1956) está basada, de manera muy fiel, en la historia de una persona inocente acusada de un crimen que no cometió, descripta en The true story of Christopher Emmanuel Balestrero, de Maxwell Anderson.   




          Hitchcock, en ese momento ya era una figura muy popular debido a su programa en la televisión norteamericana. Él, en persona, aparece antes de los créditos iniciales convocando al público para asistir una historia verídica.







           La película narra la vida de Manny Balestrero (Henry Fonda), un músico que toca en uno de los clubes más sofisticados de Nueva York, el Stork Club. Se trata de una persona pacata y religiosa, que vive de forma modesta con su esposa Rose (Vera Miles) y sus dos hijos.






Cierto día, va a una agencia de seguros para intentar obtener una cantidad de dinero que le sirva para pagar el tratamiento odontológico de Rose y es confundido, por una de las empleadas, con un criminal que había realizado un asalto un año antes.





          Incapaz de probar su inocencia, termina detenido.




Con la ayuda de sus amigos, es excarcelado para aguardar en libertad el juicio.

Al salir de la prisión, Rose lo está esperando y dice: “Vamos para casa, que hice lasaña”. Es la comida como placer. Y en este caso, no se trata de cualquier comida, sino de algo tradicional para los momentos especiales de la vida doméstica de una familia italiana como los Balestrero.




          Ya en casa es recibido por su madre, aunque la falsa acusación tendrá un efecto negativo en toda la familia.




                                              
Rose contrata al abogado Frank O’Connor (Anthony Quayle), quien intenta probar la inocencia de Manny aduciendo que al momento del asalto él estaba de vacaciones con la familia. Van detrás de tres personas que pueden comprobar su estadía en un hotel.





          Esa búsqueda no es sencilla y aumenta la tensión y suspenso, dado que muchas pistas son falsas, otras terminan en nada, y la investigación se prolonga. Al final descubren que dos testigos han muerto y el tercero está desaparecido.






Frente a esa realidad, Rose cae en un estado depresivo y debe ser internada.




Manny va a juicio, pero debido a una infracción formal de un jurado, el mismo termina anulado.






A la espera de un nuevo juicio, Manny conversa con su madre y luego reza.

Una vez más Hitchcock echa mano de símbolos cristianos en una película, demostrando la importancia que le presta a su convicción religiosa y formación católica. Pero, a diferencia de en Mi secreto me condena en que tenemos a la iglesia como escenario, sacerdotes y un confesionario, en esta oportunidad únicamente figura la fe.







          Al observar una imagen de Jesús, tiene una especie de “respuesta” y en ese momento se sobrepone su imagen con la del verdadero criminal, comprobando la semejanza física entre ambos.





            Mientras tanto, en un almacén de la ciudad, el verdadero asaltante es reconocido y el caso se esclarece.




          Pero Manny aún sufrirá las consecuencias de la falsa acusación ya que la salud de Rose quedará debilitada y seguirá internada después del veredicto final.

            Al estar basado en hechos reales, Hitchcock no utilizó ningún recurso humorístico en este film. Según diría, nadie encontraría gracia sabiendo que aquello en verdad le pasó a alguien. Por el contrario, aprovechó recursos técnicos innovadores para realzar el sufrimiento del personaje, como, por ejemplo, un movimiento extraño de cámara cuando Manny está en la celda. Ello sin contar la fotografía en blanco y negro muy marcada.
           
      Además de todo, y como resulta normal en una película del maestro, tenemos la excelente interpretación de Henry Fonda quien, sin esbozar una única sonrisa en todo el film, aparece con el sufrimiento instalado en su semblante, lo que obliga conmoverse. 


Lasagne alla bolognese– Lasaña a la boloñesa





Ingredientes                                                                                                                           

400g de carne picada
1/3 zanahoria picada en trozos pequeños
1/3 tallo de apio picado
aceite de oliva
2 kg de tomates maduros
1/2 cebolla picada
2 dientes de ajopicado
1 hoja de laurel
1 ramo de hojas de albahaca
1 cucharadita de azúcar (si necesario)
sal
pimienta
Jamón en fetas
Muzzarela en fetas
400g de masa para lasaña
Queso rallado



Preparación

Rehogue en una olla la carne picada hasta que esté dorada. Agregue la zanahoria, el apio y la cebolla. Continúe rehogando e incorpore el ajo. Mientras tanto, triture los tomates en una licuadora y páselos por un colador. Agregue el jugo del tomate en la olla con la carne. Condimente con sal, pimienta, laurel y albahaca, apurando hasta que se elimine toda el agua. (Pruebe y si está un poco ácido agregue una cucharadita de azúcar. Reserve.
Cocine la masa de la lasaña, o si prefiere, utilice las que van directamente al horno.
Arme la lasaña: en un recipiente refractario coloque un poco de salsa, fetas de la masa, fetas de jamón, de muzzarela y más salsa. Repita las capas hasta finalizar con la muzzarela.
Cubra con bastante queso rallado y lleve al horno precalentado (250ºC), y cocine hasta que aparezcan burbujas en la salsa y el queso se derrita completamente.

















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