La ventana indiscreta (Rear window, 1954) se trata, sin lugar a dudas, de
la película más creativa de Alfred Hitchcock. Nuevamente él utiliza el espacio
reducido de una forma innovadora que ni siquiera se percibe. El guión se basó
en un cuento de Cornell Woolrich, publicado originalmente en 1942 con el título
de It had to be murder.
El film cuenta la historia de Jeff (James Stwart), un
fotógrafo profesional que se encuentra confinado en su departamento luego de
sufrir un accidente. Quien, como y donde, nos relata Hitchcock con un único
movimiento de cámara: inicia en un patio, luego vemos el rostro de Jeff
transpirando, pasa por la pierna enyesada, luego por una mesa en la que vemos
la cámara fotográfica rota junto a una pila de revistas y, en la pared, fotos
de autos de carrera volcando. Enseguida ya nos enteramos a qué se dedica y qué
ocurrió. Una vez más, la economía narrativa.
Jeff, como
todo fotógrafo, es curioso, y el hecho de encontrarse inmovilizado y aburrido,
le permite, como único entretenimiento, observar el comportamiento de sus
vecinos a través de su ventana: una bailarina, una pareja de recién casados, un
matrimonio de mediana edad, una mujer solitaria, un pianista.
Parece simple
si no fuera Hitchcock. Jeff es un “voyeur”,
y toda la película es vista por medio de sus ojos, como si él fuera realmente
el espectador, no nosotros. Son historias dentro de la historia. Como si fuera
una casa de muñecas, donde podemos ver todas las habitaciones, dando la
apariencia de los cuadros del pintor Edward Hopper. Aquí el
montaje participa de la creación, dado que Hitchcock filma la persona, el
objeto y la reacción. Es la historia de la reacción de Jeff a lo que ocurre a
sus vecinos.
Para ayudarlo, el fotógrafo cuenta con
una enfermera, Stella (Thelma Hitter) y su novia Lisa (Grace Kelly), quien
llega con su lindo close y su famoso
beso en cámara lenta.
Lisa, además de linda, es una mujer
moderna que trabaja en una revista de modas. Enamorada y dispuesta a ayudar, prepara la cena.
Como no sabe cocinar encarga, para
agradarlo, uno de los platos más sofisticados del restaurante Club 21 de Nueva York: langosta. Ella lo
sirve junto a una botella de vino Montrachet.
Para la época Lisa es realmente moderna: no sabe cocinar y entiende de vinos.
Al día siguiente, Stella llega para sus
tareas, y prepara para Jeff tocinos con huevos. Mientras come afirma: “Stella, está excelente! Su esposo tiene suerte!”.
Tal cual, Jeff parece valorar a la mujer que
hace la comida que le gusta al hombre.
Una noche, Jeff escucha un grito “No!” y el sonido de un
vidrio rompiéndose. Más tarde se despierta con un trueno y ve a uno de sus
vecinos, Lars Thorwald (Raymond Burr), un hombre de mediana edad, abandonando
su departamento.
Luego, vuelve a observar y no ve más a la señora Thorwald,
pero sí a su esposo limpiando una cuchilla y un serrucho. El fotógrafo queda
obsesionado con la teoría de que Thorwald asesinó a su esposa.
Sin
nada que pueda hacer, cuenta con la ayuda de Tom Doyle (Wendell Corey), un
amigo que trabaja como detective de la policía de Nueva York y de Lisa, quien
se acerca al departamento del supuesto criminal.
El problema es que Thorwald descubre que está siendo
observado.
La ventana indiscreta es el
punto culminante de la carrera cinematográfica de Hitchcock. Un suspenso altamente visual y extremadamente envolvente.
La película recibió varios premios. Compitió al Oscar en cuatro categorías: mejor
fotografía en color, mejor guión, mejor banda sonora y mejor director. Fue
nominado a mejor película por el BAFTA
de Inglaterra. Triunfó como mejor film en el premio Edgar (Edgar Allan Poe Awards) en Estados Unidos, y Grace Kelly venció
como mejor actriz en el National Board of
Review y en el New York Film Criticis
Circle Awards.
En 1997, La ventana indiscreta fue incluida en el National Film Registry, que selecciona
películas que son consideradas, cultural, estética e históricamente
importantes. Y en el Top 100 Films del American Film Institute aparece en
la 48º posición en el ranking de
2007.
Langosta grillé con salsa de champagne
Ingredientes
1
kg colas de langosta cortadas al medio en sentido longitudinal
4
limas (o limones en su defecto)
sal y pimienta a gusto
3 cucharas (sopa) de manteca
3 cucharas (sopa) de aceite de oliva
1 cuchara (sopa) de harina de trigo
1
botella de champagne brut u
otro espumante seco
Preparación
Lave las colas de langosta, y luego condiméntelas con sal y
pimienta. Déjelas marinando por 30 minutos.
En una sartén, derrita la manteca, agregue el aceite de oliva
y cocine las langostas con la parte de la carne hacia abajo. Luego de grilladas
colóquelas en una asadera con la parte de la carne hacia arriba. Lleve al horno
precalentado (180º C) por unos 20 minutos.
Mientras tanto, en la sartén en que las langostas fueron
grilladas, derrita una cuchara (sopa) de manteca, agregue la harina de trigo;
remueva bien y agregue el espumante en cantidad suficiente como para disolver
la harina y conformar una salsa homogénea.
Cocine por unos 20 minutos, incorporando más espumante en el caso
de que sea necesario.
Sirva las langostas con la salsa.
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